Grupo wandervögel (Berlín, año 1930). Fuente: ADN-ZB/Archiv Deutschland |
Hace relativamente poco, durante la presentación en la librería Traficantes de Sueños del fanzine El bibliocausto en la España de Franco (Piedra Papel Libros, 2018), de Francesc Tur, surgió en el debate posterior una especie de interrogatorio público a propósito de la naturaleza del fascismo español. La mayoría coincidimos en que, en buena medida, el régimen franquista justificó la mayor parte de su acción política sobre valores reaccionarios, de conservación, vinculados a la Iglesia católica y, por tanto, muy alejados del discurso público del que, al menos en un primer momento, se dotaron los partidos fascistas de Italia y Alemania.
Leyendo el primer capítulo de Ecofascismo. Lecciones sobre la experiencia alemana (Virus, 2019), que se titula Ecologismo fascista. La «rama verde» del partido nazi y su antecedentes históricos, de Peter Standenmaier, no hago sino reafirmarme en lo que hablábamos antes. Desconocía totalmente las conexiones entre el movimiento nacionalsocialista y los grupos que, ya en los años treinta, defendían el respeto a la naturaleza, la puesta en marcha de una agricultura ecológica -o al menos no sometida al industrialismo- y abominaban de la vida en las ciudades bajo el régimen de la economía industrial.
No os exagero si os digo que, en un capítulo de apenas cuarenta páginas, tengo marcadas más de la mitad porque hay fragmentos a través de los cuales el lector puede tomar conciencia de la estrategia de encuadramiento de masas puesta en marcha por el NSDAP. La recuperación del movimiento de los wandervögel, un nombre por el que se conocía a los jóvenes que buscaban un modo de vida más sencillo y "auténtico" alejándose de la ciudad, es buen ejemplo de lo anterior; pero hay muchos más. No cabe duda de que, a día de hoy, poca gente relacionaría el nacimiento del ecologismo con los primeros pasos del nazismo, pero, por ejemplo, el zoólogo Ernst Haeckel, quien acuñó el término «ecología» en 1867, creía "científicamente" en la superioridad de la raza nórdica, en los perjuicios de las mezclas raciales y en los beneficios para la salud de la nación de la eugenesia y otras políticas activas de control racial.
Si os interesa el tema, haceos con el libro. La segunda parte, de Janet Biehl, no me ha interesado tanto porque está relacionada con la conexiones entre el movimiento ecologista y los movimientos de extrema-derecha en la Alemania posterior a la II Guerra Mundial, pero también anima a investigar algunos de estos vínculos. En definitiva, un acierto de Virus.
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