Hola Sergi.
No sé muy bien cómo escribirte esta tercera carta. Tengo ideas sueltas, aparentemente inconexas, que me rondan desde hace unos días, pero no sé muy bien cómo trazar el puente que las una. Por un lado, no sé, me gustaría contarte que he apuntado unas cuantas reflexiones sobre la relación entre compulsividad, angustia y redes sociales. Ayer, por ejemplo, pensé que la exposición constante de nuestra imagen, su difusión a través de nuestras redes, no tiene tanto que ver con una necesidad constante de validación externa, que también, sino con el miedo a la invisibilidad. Y ese miedo, creo, conecta directamente con otros miedos más callados: el miedo a la soledad, el miedo al silencio, el miedo al aburrimiento, el miedo a la quietud. Y si lo pienso bien, entiendo perfectamente que esos miedos se activen a través de una sensación de angustia; una sensación que impide cualquier tipo de recogimiento y desaparece, claro está, cuando nos zambullimos en ese abismo de estímulos visuales y parloteo superficial del que siempre salimos de la misma forma... Con el pellizco del vacío haciendo mella en una conciencia que no se deja engañar por la química de las pantallas.
Y luego, cómo te explico que todo esto conecta con algo diametralmente opuesto; cómo te explico que a principios de semana, muy temprano, tuve que parar el coche en un carril de aceleración porque A fragile thing, de The Cure, casi me despedaza. No sabría cómo explicarlo, pero es como si al escuchar los primeros acordes me hubiera convertido en el niño que los escuchó por primera vez hace más de treinta años. No sabría cómo explicarlo, te digo, pero allí, parado en el arcén, pensé que aquella canción solo estaba sonando para mí y que hay algo oscuro, auténtico, bello y peligroso en el camino de quien decide apartarse. Porque, pregunto, qué será hoy vivir una vida al margen de la mirada ajena, qué será hoy vivir una vida de recogimiento, silencio y sencillez...
Three imaginary boys, el primer álbum de estudio de The Cure, se publicó en 1979, justo el año en que nací. Parece increíble, pero ahí siguen, cuarenta y cinco años después.
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«Cartas a Sergi» es una serie de entradas escritas tras la lectura de Ayuno digital, de Sergi Onorato Esteve (Descontrol. Barcelona: 2023), y publicadas originalmente en La Banda de los 4.
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