martes, 2 de mayo de 2017

Estupor, temblores y el espanto nipón


Una novela rápida, una novela para leerse en un solo día, eso es lo que me apetecía leer este fin de semana. Y en esas me llegó una recomendación: Estupor y temblores, de Amélie Nothomb. Perfecto. 

Efectivamente, la novela se lee en una mañana. Cuenta la historia de una joven trabajadora europea que comienza a trabajar en una multinacional japonesa. En realidad, el libro es una especie de dietario de la espantosa pesadilla laboral de la protagonista, la propia escritora, una belga nacida en el país nipón que empezó a publicar poco después de salir por patas de la multinacional dichosa. 

Y de fondo la historia inmediata de un país con más espanto a sus espaldas del que pudiera parecer. Porque Japón se nos muestra en esta novela como un inmenso campo de concentración empresarial donde el honor de las personas se dirime por su éxito en la empresa, lo que repercute de manera directa en su modo de vida, condicionado por las jornadas laborales maratonianas, el cansancio permanente y la sumisión absoluta a la jerarquía empresarial. Y el suicidio como puerta de salida muchas veces.

Me parece, pues, una novela corta precisa, entretenida y que puede leerse como un reportaje periodístico sobre la sociedad japonesa contemporánea; una sociedad que se nos muestra plagada de claroscuros y que parece bien alejada del paraíso neoliberal que en su día proclamara el finiquitador de la historia Francis Fukuyama.

2 comentarios:

  1. Pues si ese es el panorama que nos espera por estos lares, el espanto está servido. En algún sitio leí hace tiempo que el budismo ha tenido mucho que ver en la conformación de los cerebros aquiescentes para asumir sistemas de trabajo robóticos de los trabajadores, con vacaciones reducidas, tiempo y movimientos muy ajustados en su labor productiva, horarios largos y otra serie de características que les hace enormemente competitivos (digo esto con realismo y a la vez con cinismo) Un paraíso, vaya, para el individuo.

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  2. Creo que tienes bastante razón en la relación a lo del budismo. Por otro lado, la cosa ha ido empeorando desde que se terminó el libro (creo que en 1990) porque con la última crisis las condiciones se han endurecido aún más y la tasa de suicidio se ha disparado.

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