miércoles, 2 de octubre de 2013

Raíces


Sábanas tendidas en el patio. El olor del suavizante se cuela por la puerta y llega hasta aquí. Justo al otro lado de la casa, un jazmín cubierto de pulgones se resiste a dejar de florecer. Jazmín, sábanas limpias, la calma que precede a la tregua. Salgo al patio. Voy desnudo y siento algo de frío. Pienso en el jazmín enfermo, pienso en mis padres, en el verano que está llegando a su fin… Y poco después, el olor de las sábanas que antes me parecía suave, fresco, tranquilizador, me resulta de repente insoportable. Me doy la vuelta. Entro de nuevo en el salón. Releo algunas notas de este cuaderno. Como ese jazmín, a veces yo también me siento asediado por un enemigo casi invisible, que paraliza mi crecimiento y me impide florecer. Pienso en raíces.

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