miércoles, 8 de agosto de 2012

Tiros al corazón

 Franzi Fehrmann (foto de E. L. Kirnchner)
i

Sacamos la baraja y escogemos: toca empezar por el final. Al final se llega con el nombre Kirchner entre los dientes, como el explorador que arrastra la panza de aventurero bien pagado por el barro; así, de esa manera, nos escurriremos también por esta entrada. Si dijimos empezar por el final, diremos que allí se refleja la imagen de un hombre que se echa las manos a la cabeza; le han requisado más de cien cuadros a los que han llamado degenerados, echa la vista atrás: se siente solo, el futuro es la boca de un niño llena de polvo... Ese hombre se abre un botón de una camisa, tiene 58 años y quizá no ha visto demasiado, pero sí lo suficiente. Mete el cañón de una pistola en ese hueco, apunta al corazón. Se pega dos tiros.

ii

Setenta años después, un joven estudiante de Humanidades compra un pequeño libro de arte sobre el expresionismo alemán. Le apasiona la Alemania de entreguerras, pero sabe poco del mundo cultural de aquellos años y siente la necesidad de aprender un poco más. Muy pronto un nombre: Ernst Ludwig Kirchner. Y luego otro, quizá más intrigante aunque casi desconocido; hablamos de Marcella Fehrmann. Dos nombres sobre los que levantar un proyecto que toma forma a la luz de un flexo, en las madrugadas ya no diría plomizas sino férreas de los veinte años, cuando no importaba perder (ganar) el tiempo y daba igual que nadie le entendiese si lo hacía ella.

iii

Después de diez años el proyecto sigue vivo, crece, se alimenta cada verano, adquiere tintes épicos. Las vacaciones alemanas del joven humanista le hacen sentirse vivo, de cuerpo presente en la memoria de los hijos de Europa, esa historia grande... De Kirchner a Otto Dix, de los veinte a los treinta... La mirada melancólica de Marcella permanece, incólume, en mi memoria dinosaucer. A veces tengo la sensación de que mi mayor victoria continúa siendo mantener intacta mi libertad interior, aquella de la hablaba Stefan Zweig, sin caer en el absurdo ni en el recurrente solipsismo de aquellos que se creen únicos.

iv

Volvemos al principio. Si no estás solo, si eres imprescindible para alguien, renuncia a la solución Zweig, renuncia a la solución Kirchner. No, ya no es por la cuestión del egoísmo sino por el daño que se inflinge a aquel a quien se ama... O es que ya no aman los suicidas... Sí, claro que sí, el austríaco murió abrazado al pecho de su mujer muerta. Tampoco aquí hay absolutos. Podría ser un tema central en la novela o quizás sería interesante trazar un puente entre Dix, Kirchner y Stefan Zweig. Ya se verá. Hay tiempo. La vida no es tan breve como se piensa, lo decía B.

6 comentarios:

  1. marcela... kirchner... los expresionistas... recuerdas a gino severini? a marcela la llevó tatuada en mi cuaderno mágico desde que la conocí... un beso en el corazón

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  2. Claro que lo recuerdo y al resto de futuristas. Las medias de Marcela, su mirada perdida... La exposición de Kirchner me ha desplazado a hace diez años. A pesar de las sombras, me tranquiliza saber que todavía no he perdido la curiosidad.

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  3. Hace muchos años encontré uno de esos libros fantásticos y baratos de Taschen titulado "El expresionismo", y desde entonces es como una dicción ir investigando, mirando, descubriendo. Me quedé un tiempo fantaseando sobre el grupo "Der blaue reiter·...
    Por cierto: me he descargado y leído el artículo de Robert Kurz sobre la cultura en esos tiempos de miseria. Muy bueno. Habrá que comentarlo para divulgarlo un poco.

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  4. Gracias por el video de PIB, Juan. Lo he añadido al post.

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  5. Hola, te pido que, si te parece bien, le des difusión. Gracias,
    http://mildimonis.blogspot.com.es/2012/08/sr-artur-mas-video-carta-de-un.html

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  6. Gracias por enlazarme al maldito Twiter, Juan. Vamos a probar de joderle los planes al patético "president".

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