domingo, 4 de marzo de 2012

Fogueando imaginarios: aquí, en el 19

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Abre un espacio entre Poetas hiperviolentos y La banda de los 4. El tiempo perdido ya no vuelve. Habla de la imposibilidad de recuperar esa manera de leer antigua. Se evaporan las horas. Desaparece algo más que eso: la posibilidad de utilizar cada una de las siete cabezas para fines distintos. No le preocupa, sin embargo, el tema de la respetabilidad. La hidra no come alpiste.

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Abre un espacio. Es en realidad un tajo. I Guerra Mundial: trincheras llenas de agua, fango, el frío que cala los huesos... Pies helados siempre. Ahora no. Ahora, sin embargo, la noche bajo techo. Ya no suenan los obuses. El personaje principal no ha logrado olvidarlo. A qué sabe este país en ruinas, se dice mientras su mujer babea sobre la almohada. Paladea la palabra desastre. Probablemente -eso es lo que piensa- se esté volviendo loco. Es una sensación acuática. Recuerda un viejo verso de Trakl. Tan fácil, demasiado, abandonarla y empezar de nuevo... No sabe si hay solución.

***

Pega el oído a la puerta. Alguien ha dicho: Es el tarado de los libros. Se le ve enfermo. Solo le quedan un par de velas. Es de noche y hace frío, pero aún le queda leña. Ya no recuerda la vieja sensación. Guarda el tapón de la botella de champán, pero ignora dónde. Ya no sabe cuál es su sitio. Se siente desplazado por completo. Se pregunta también hasta qué punto su mujer seguirá siendo la misma. Es tan extraño el mar cuando uno lo ve por primera vez... Enjuagar heridas. Una juventud sacrificada y ahora definitivamente estéril. Recomponerse empieza por saberse sano y todavía entero. Se mira las manos. Ya no cogerán más el pincel y ni siquiera el lápiz. Su mujer abre los ojos y le encuentra de pie frente a la ventana. No puede ver nada. En el cristal empañado por el vaho ha escrito la palabra nunca. Ella le pide que regrese pero él no sabe adónde. A la cama, Hans, a la cama.

1 comentario:

  1. Me ha venido a la mente la difícil aunque fabulosa novela de Céline, "Viaje al final de la noche". Y en menor medida, "nada de nuevo en el oeste".

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