
Desde hace meses
Thelonious Monk y
Bill Evans libran un pulso en la pared de mi habitación. Yo soy el juez, pero no sé con quién quedarme. Thelonious está loco y es un salvaje. Bill es un
blancata clásico, se diría que un arribista, aunque es el Debussy del jazz, y eso ya es mucho. Lo malo es que le pierde la heroína. En fin... Creo que la disputa no se resolverá nunca. Otra interrogación a cuestas más.
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