sábado, 17 de marzo de 2012

Víctor, 04:15 de la madrugada, Glasgow, 25 de junio de 2004



Lo dice Víctor. Escapa en la novela corta. Dejó atrás algo... Y ahora nos habla. Piensa por nosotros. Víctor, 04:15 de la madrugada, Glasgow, 25 de junio de 2004:

Yo dentro de un cuarto. Ya me da igual. Los dos borrachos sobre el suelo helado. Uno arriba de la escalera, el otro abajo. Ya no sabemos cuál de los dos empezó todo. La suciedad de los muebles, el polvo permanente, la oscuridad grisácea tras las cortinas manchadas de vodka y champán... Fue quizá en aquel tiempo en el que el piano sonaba día y noche. Sus manos recortadas contra la sonrisa picada de su hijo de madera y cuerdas. Se despertaba durante la madrugada y abría la puerta de mi habitación. Jamás me giraba para verla entrar. A veces comenzaba besándome la espalda, otras, sin embargo, me tapaba los ojos y me mordía el cuello. Ya no más moratones. Ya no más noches bajo el flexo a las seis de la mañana. Ahora solo un par de alcohólicos, desparramados como sus vasos a un lado y a otro de la escalera, odiando cada recuerdo acumulado, cada canción guardada justo antes de arrojar más leña al fuego. No quisimos soportar la certeza de que nuestras vidas se vendrían abajo después de tanto amor. No sirve para nada hilvanar la aguja una vez más... Es imposible recomponer el puzle. Y tampoco salvaremos el presente con un abrazo que ya ni tan siquiera calma. Jamás en paz, jamás en guerra, consumimos nuestras balas disparando a las botellas. Debimos de guardar alguna para nosotros. Ya no sé ni cuántas piezas faltan... Tenemos tanto frío...

4 comentarios:

  1. Joder! Me ha gustado esto...Aunque hace un mucho de pupa.

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    1. Pues me alegro de que te guste... Es un apunte, desde luego, pero bosqueja una historia importante.
      Un saludo.

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  2. Muy buen escrito, intenso y lleno de sentimientos. Muy buen blog, saludos!

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  3. Pues si, aquí se intuye una historia densa y trabada. En un ambiente por lo menos espeso y turbio. Ese frío, al final, produce una sensación terrible de desamparo...

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