sábado, 17 de septiembre de 2011

Un avión nos sobrevuela



Sales del Antropológico. Te sigo. Avanzas unos metros y paras a una doña a quien le compras un par de tacos. Caminas rápido, muy rápido, pero no eres de aquí. Si acaso de otra tierra americana pero no de la ciudad infierno. Se te nota, yo lo sé. Nunca miras hacia atrás. Comes con fruición; a pesar de la largura de tus pasos, comes, pareciera que con ansia, y no giras la cabeza. Eres una mujer valiente. Te sigo. Has pensado en coger un taxi. Te arrepientes. Te sientas en un banco y abres tu pequeño bolso. Buscas algo. Ya lo veo, es tu móvil (eso que tú llamas celular). Llamas. Suena mi teléfono.

- Hola.
- Hola cielo. ¿Qué haces?
- Hace un instante mirarte el culo...
- ¿Qué demonios dices? Estás bien loco. Oye, te invito a comer.
- Sólo si después me recompensas.
- ¿Cómo?
- La tersura de tus piernas me vuelve majareta.
- Qué padre, tus palabras españolas...

Cuelga. Estoy a su lado. La miro a los ojos. Se pone de pie. La abrazo como si el mundo se escapara por el desagüe. Le digo que mejor tomar un trago. Su sonrisa me derrite y le pellizco un pecho. Estamos calientes. La ciudad crepita como si fuera paja. La tarde será corta. Nos vamos ya.

Un avión nos sobrevuela y a la vida le revientan las costuras.

7 comentarios:

  1. México es lindo, lo empañen como lo empañen. Delicioso video. Mejor texto.

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  2. México es lindo, Bernard, aunque todavía no crepita, Bel.

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  3. Muy chulo este blog, Juan. Aunque parezca mentira, prefieron las entradas más largas y con más chica. A ver qué pasa con El Club...

    Gema

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  4. con más chicha, quiero decir

    Gema

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  5. Gracias, emiliano, es más que nada un apunte, pero pretendía trabajar precisamente eso, la intensidad y la densidad de la historia. Un saludo.

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